Romance
a un infame cambalache
(Poema sobre la investidura de Pedro Sánchez,
su pacto con los independentistas y la Ley de Amnistía)
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Se consumó la ignominia,
ya está en manos la nación
-por obra y gracia de Sánchez-
del prófugo Puigdemont.
El mismo que iba a traerlo
-casi a rastras, sugirió-
para que fuera juzgado
en territorio español,
por un puñado de votos
no sólo le da el perdón,
sino también el olvido
de todo lo que ocurrió.
Ya podrá volver
a España
bajo palio y en olor
de multitudes indepes
como un mesías redentor.
Cuando más aislado
estaba
y menos votos logró,
va Sánchez y lo rescata
de su ostracismo valón,
y además va y le concede
rango de interlocutor.
Para colmo, se rebaja
y acepta la humillación
de negociar en Bruselas
y hasta allí se desplazó
-al dictado de su jefe-
el mandado al que envió
para rendir pleitesía
al fugado en un salón
ante una foto enmarcada
que exaltaba el UNO-O
(¡¿Se puede caer más bajo
en esta claudicación?!)
¿Qué tiene
de progresista
el pacto con Puigdemont
dejando que de rositas
se vaya el que delinquió?
¿Y qué tiene
de progreso
un gobierno de ocasión
que es rehén de Oriol Junqueras,
de Otegi y del que escapó
-dicen que en un maletero-
camino de Waterloo
hacia su exilio dorado
en un magno casoplón?
Amén de la vieja
guardia,
de Page, Lambán y Odón,
¿no hay más peña socialista
que se atreva a alzar la voz
ante semejante afrenta
y tamaña sinrazón?
¿Por qué
ha de ser la derecha
y los hooligans de Vox
los únicos que denuncien
que esto es pura corrupción?
¿Por qué
permite la izquierda
que el partido de Feijóo
sea el que patrimonialice
la respuesta a esta abyección?
Desde este altavoz modesto
yo haré mi contribución
como persona de izquierdas
y daré aquí mi visión
de lo que está aconteciendo
y del prota de este show
(¡que ha vuelto a ser investido
tras bajarse el pantalón!).
Y aunque la cosa es muy
seria,
y pese a la crispación,
lo haré rimando y, si puedo,
con una pizca de humor.
Sabido es que el presidente
le tiene mucha afición
a lo de ser resiliente
y a los golpes de timón.
Ya sabemos que no miente
-¡eso es un burdo rumor!-,
pues Sánchez sólo pretende
-y nunca pierde ocasión-
¡obtener el récord Guinness
de los cambios de opinión!
Dijo que no dormiría
con Podemos, y durmió
(que se sepa, a pierna suelta,
tan campante y de un tirón);
y que jamás pactaría
con Bildu, y también pactó.
Que todo lo del procés:
leyes de desconexión,
los tumultos callejeros,
las urnas del UNO-O
y la DUI de ocho segundos
sin duda eran rebelión
(delito mucho más grave
que el que al final les cayó).
Nos dijo que no habría
indultos
y luego los indultó,
y después, sin inmutarse,
derogó la sedición
y también rebajó el tipo
penal de malversación
enmendándole la plana
al ente sentenciador,
así como al rey Felipe
y al discurso que indignó
a todos los separatas
que no tragan al Borbón
(desde que los viejos Austrias
perdieran la sucesión
de la monarquía hispánica
y aquella conflagración,
y Cataluña apostara
por el bando que perdió
para después inventarse
la épica fabulación
de que aquello fue una guerra
fallida de secesión).
Y ahora les compra el relato
del vil Estado Español
que lleva ya tres centurias
oprimiendo a su nación,
y también la martingala
de la judialización,
la del conflicto político
y la de la represión,
y hasta incluso pareciera
que hay que pedirles perdón
y darles un medalla
por lo fetenes que son.
Y es que donde dijo digo
dice Diego y sin rubor:
¡vaya cara de cemento
armado tiene el gachó!
Mentiroso compulsivo,
trilero de profesión;
lo más triste es que este tipo
no es ni siquiera un traidor.
Porque para traicionar
hay que ser poseedor
antes de ciertos valores
susceptibles de traición.
Y ha de tener tu palabra
credibilidad, rigor,
y hay que rendir lealtad
a algún principio rector
o imperativo moral
que guíe tu actuación;
y Sánchez sólo les tiene
lealtad a su ambición,
a su ego desmesurado
y a un narcisismo feroz.
Y porque es un amoral
sin escrúpulos ni honor
y un narciso envanecido,
cambia siempre de opinión:
¡porque no tiene ninguna!
y es como el camaleón,
como Groucho y sus principios
que siempre bailan al son
que suena en cada momento
y se arrima siempre al sol
que más calienta aunque venga
del mismo infierno el calor.
Tienen un solo objetivo
sus cambios de posición:
mantenerse a cualquier precio
atornillado al sillón;
conservar a toda costa
el poder que lo encumbró,
y para eso está dispuesto
a hacer cualquier concesión.
Si escribiera hoy Maquiavelo
“El Príncipe” que escribió,
fijo se apellidaría
Sánchez-Pérez Castejón
y Pedro tendría por nombre
su maquinador varón.
Y si al menos fuera noble
el fin por el que se obró
con tan deshonrosos medios
buscando un bien superior;
pero ni en nombre de España
y aún menos por convicción
se ha perpetrado esta infamia
que causa tanto estupor
entre la ciudadanía
que en ningún caso votó
para que aquella amnistía
-¡que en nuestra Constitución
hasta anteayer no cabía
y era hasta una aberración!-
hoy sea legal y se quiera
encajar con calzador.
Con estos antecedentes
de fullero e impostor,
de hacer justo lo contrario
de aquello que prometió;
tras esta amnistía a la carta
que no es sino rendición,
y concederles prebendas
sobre la financiación,
la condonación de deuda
y hasta incluso, cómo no,
ceder al chantaje indepe
y aceptar un mediador
y someterse al escarnio
de este ominoso control
fuera de nuestras fronteras
para, reunión tras reunión,
ir a mendigarle al prófugo
cada mes su bendición,
¿alguien puede ahora creerse
la firme aseveración
de que no habrá referéndum
de autodeterminación?
(Si se lo exigen sus socios,
¿en serio dirá que no?)
Yo soy un pobre juglar,
sólo un bardo del montón
que vive modestamente
sin pompa ni ostentación,
pero puedo imaginar
que ha de ser muy tentador
seguir viajando en el Falcon
con séquito adulador,
residir en un palacio
a cuerpo de emperador
y saberse apuesto y guapo
y creerse el más mejor,
ser presidente de España
y ahora también de La Unión,
querer pasar a la Historia
como estadista molón
y vivir pavoneándose
con ese andar vacilón
al más puro estilo Obama
(¡claro que con menos flow!)
Pues mire usted, señor
Sánchez,
podrá ultrajar la nación
y ponerla en almoneda
como el que empeña un reloj
y para perpetuarse
venderla al mejor postor,
pero no lo haga en mi nombre
ni en nombre de un bien mayor
y tampoco ni siquiera
en nombre de un mal menor
(enarbolando el espectro
del espantajo de Vox).
Hágalo sólo
en el nombre
de su insaciable ambición,
pues ya todo quisqui sabe
de qué pie calza, señor.
Si no hubiera precisado
los votos de Puigdemont,
de Junqueras y de Otegi,
no habría abierto este melón,
ni habría Ley de Amnistía
ni ninguna otra cesión
en aras -¡así lo venden!-
de la reconciliación.
¡Que le aproveche
el gobierno
mientras al de Waterloo
no le dé uno de estos días
por apretar el botón!
Es lo que tiene, me temo,
lo de poner al timón
al que quiere hundir el barco
sabiendo que es su intención.
Coda pamplonica de última hora (*):
Y por si a tanta ignominia
le faltaba un colofón
antes de acabar el año
y montar el cotillón,
hoy, Día de los Inocentes
-en culpable votación-,
los ¿socialistas? navarros
le han regalado el bastón
de la alcaldía de Pamplona
al abertzale Asiron
(¡el primer pago de Sánchez
a Bildu por el favor!).
Y eso que la actual ministra
Elma Saiz (la de Inclusión)
-alcaldable ¿socialista?
por Pamplona a la sazón-
dijo que no tomarían
jamás esa decisión;
y hasta Sánchez en su pleno
de investidura fardó
-en un acto de cinismo
que no tiene parangón
y confirma que este jeta
es el rey del impudor-
de que gracias a sus votos
regía en esa población
Unión del Pueblo Navarro
¡y tan ancho se quedó!
(sabiendo como sabía
que en diciembre habría moción
de censura para darle
a Joseba ese bastión).
¡Vaya inocentadas
gasta
con sus cambios de opinión
el presidente de España
a todo el pueblo español!
(Un monigote en la espalda
me acabo de encontrar yo
tras verle hacer en la tele
su última declaración.)
El infame cambalache
que en estos meses se urdió
entre Sánchez y sus socios
continúa su ascensión
por la escala de la infamia,
escalón tras escalón.
Y cuando la peña
piensa
que no puede ir a peor,
Sánchez sube otro peldaño
más ruin que el anterior
(poniendo cara de póquer
mientras se tira el farol
y guarda un as en su manga
de tahúr sin remisión).
Vendrán otros escalones
de iniquidad aún mayor,
se cruzarán líneas rojas
que antes nadie traspasó,
mas no añadiré más codas
por no aburrir al lector
¡y porque no acabaría
nunca esta composición
si, tras cada tropelía
-que con Sánchez son legión-,
hubiera de agregar rimas
ni daría abasto, rediós!
(al ritmo que este cuentista
va cambiando de opinión).
Juan
Cánovas Ortega
16 de noviembre
de 2023
(*) Esta
coda se añadió al Romance original el 28 de
diciembre de 2023
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