Cantiga
de El Bardo bigardo |
Érase un bardo
bigardo
siempre echado a la bartola,
mirando el cielo estrellado
y viendo pasar las horas.
Un día florido de
mayo
decidió cambiar las cosas,
se incorporó muy despacio
(¡no fuera a darle una embolia!).
Entró en el ciberespacio,
encargó una web molona,
y en Facebook
colgó este bando
publicitando su historia:
Con permiso del Parnaso
se riman, a tasas módicas,
poemas personalizados
para adopciones y bodas,
nacimientos, cumpleaños,
despedidas “jubilosas”,
festejos aniversarios
y celebraciones todas.
Ya no es bigardo este bardo,
ni se tumba a la bartola;
ahora espera esperanzado
que su oferta deje impronta.
Y que lluevan los encargos
para ponerse a hacer trovas
con los versos inventados
que brotan de su perola.
Y colorín, colorado,
hasta aquí la quisicosa,
si este cuento te ha gustado
cuéntaselo a más personas.
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