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Soneto
jubiloso para Albert |
Rindamos honores a este
desertor,
bribón, sandunguero, gregario y castizo,
más chulo que un ocho, de porte rollizo,
golfante irredento, truhán y señor.
Que por más que
ladre no es tan mordedor
este perro viejo adicto al fornicio
y al solaz que aportan otros orificios
que horadó en el cuerpo Dios Nuestro Señor.
Ya es hora que Alberto
baje la Barrera,
chape la barraca sin más regateo
y ponga en su vida manta y carretera.
Hora de que abrace más
tiempo a Morfeo,
de rendirle cuentas a viejas quimeras,
de holganza, molicie, goce y parrandeo.
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