Romance
para las nupcias de Ana y Raúl |
Viernes, primero de Junio,
en un Salón que es de Ciento
-a tres días del plenilunio-,
nos congregamos ¡Doscientos!
Para asistir al connubio
de dos que se conocieron
aquel Mayo de iracundos
que sacudió el orbe entero.
Y entre manis y discursos,
acampadas y tuiteos,
queriendo cambiar el mundo
cambiaron el mundo de ellos.
Luego llegó el mes
de Junio,
cierta cala, un guitarreo,
un baile muy oportuno
y una amiga de por medio.
Cadaqués prestó
su embrujo,
la verbena aportó el fuego,
Clara recitó el conjuro
y así comenzó el flirteo.
Después vino el
mes de Julio,
tras Julieta fue Romeo,
y en Menorca se produjo
el esperado escarceo.
Se fueron a vivir juntos
-pareja de techo y lecho-,
Sant Just les brindó el refugio
donde cobijar sus sueños.
El novio, llegado el punto,
le pidió la mano al suegro
y Pedro, patidifuso,
se nos puso a hacer pucheros.
Y es que los Pablos
y Ortuño
y los Bonilla al completo,
los Claramunt todos uno
y hasta Conrado, el abuelo.
Están henchidos
de orgullo
y tienen, al mismo tiempo,
el corazón en un puño
y no les cabe en el pecho.
Y aquí estamos,
contertulios,
llegados desde el Concejo,
donde Ricard fue el cartujo
que celebró el casamiento.
Pimplando cava y orujo
y echándonos al coleto
el opíparo condumio
de este banquete selecto.
Y ahora hablemos de los
nubios:
pues los nubios son un pueblo
donde no hallaréis un rubio
ni aun buscando con denuedo.
Los novios -que no los
nubios-
no son de Sudán ni en pedo,
aunque Sudaron lo suyo
antes de dar el sí quiero.
Raúl es cantante
y es músico,
también conductor de Metro
y ayuda a vender los frutos
de un horticultor fraterno.
Ana alternó sus
estudios
entre libros y diseños,
pero se gana el peculio
trabajando en un Colegio.
Raúl es Toro
en Pernambuco
y en Indochina Conejo,
Ana es Balanza en Hamburgo
pero Jabata en Borneo.
Y después de este
fiestuco
los dos alzarán el vuelo
y en Ele A los muy tunos
se harán con un buga bueno.
Para emprender los dos
juntos
una road movie de ensueño,
cual Thelma y Louise contra el mundo,
la Sesenta y Seis y al cielo.
Tras hacer de trotamundos,
luna y miel por los senderos,
volverán sin gran disgusto
con su otra Luna de Méjico.
A su hogar que está
en San Justo,
justo al lado de los sueños
y del amoroso impulso
que hará a sus padres abuelos.
Y hasta aquí llegó
el anuncio
ripiado del himeneo
de dos espíritus puros
hechos de carne y proyectos.
Para zanjar el discurso
alcemos copas y anhelos
en un brindis macanudo
por este par de mancebos:
¡Que os sea propicio
el conyugio,
fecundo el entendimiento
y que halléis en el futuro
las respuestas en el viento!
Junio de 2012
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