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Décimas
quincuagenarias para mi hermana
Mari Carmen |
Medio siglo ya, María,
caminando por el mundo
con paso alegre y fecundo,
perseverancia y porfía.
Aún te recuerdo de cría
empecinada en la empresa
de dar vueltas a la mesa,
coscorrón tras coscorrón,
y entre chichón y chichón,
alzándote siempre, ilesa.
Todo lo que has conseguido
lo has logrado con tesón,
con esfuerzo y corazón
porque jamás te has rendido.
Y siempre que te has caído
-como al empezar a andar-
te has sabido levantar,
te has sacudido la escarcha,
te has puesto de nuevo en marcha
y otra vez a caminar.
Trabajadora incansable,
empática y cariñosa,
compasiva, dadivosa,
abnegada y responsable.
Siempre presta a echar un cable
y a ponerte en piel ajena,
tonta a veces -¡de tan buena
como eres con la gente!-,
emotiva, inteligente,
sensible cual Magdalena.
Llegas a cincuentañera
pasando otro Rubicón
que sabe a mojo picón,
a edén, volcán y palmera.
Que disfrutes, conejera,
de tan idílico lote,
de tu vida en Lanzarote,
y que seas afortunada
allá en Las Afortunadas
(a poder ser sin rebrotes).
Te deseo felicidad
y la suerte que mereces,
que te has ganado con creces
vivir con prosperidad.
Como gesto de hermandad
estos versos me han salido;
uno por año cumplido
si no me falla la cuenta:
cuenta y si cuentas cincuenta
es porque lo he conseguido.
Agosto de 2020
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