Poema
afirmacionista (Poema pandémico II) |
Las reflexiones
en verso
de un juglar atribulado
acerca del SARS-CoV-dos
y de su origen arcano.
Dos años ya de pandemia
y el bicho sigue rulando
y a pesar de las vacunas
sigue mutando y matando.
Vuelve otra vez (¡y
van seis!)
a llover sobre mojado
con el tsunami de ómicron
por todo el orbe arrasando.
Cinco millones de muertos,
tropecientos de contagios:
¡¿y aún no ha aclarado la ciencia
la génesis del fulano?!
La O-Eme-Ese viajó
a China
y todo fueron obstáculos;
luego hicieron un informe
(o tal vez se lo dictaron).
Que habla de origen zoonótico,
pero que no deja claro
cómo pasó del murciélago
a infectar al ser humano.
Biden encargó
a la CIA
-¡tres meses les dio de plazo!-
que se pusieran las pilas,
pues era urgente aclararlo.
Desde entonces nadie sabe
si han averiguado algo,
ningún medio se hace eco,
todo quisqui está callado.
¿Y qué hay
del animal huésped
que llevan tiempo buscando
y que, por más que lo buscan,
no encuentran por ningún lado?
A lo mejor no lo encuentran
porque el presunto implicado
no existe o puede que sea
un ratón humanizado.
La hipótesis de
la fuga
en Wuhan del bicharraco
de un laboratorio chino
aún nadie la ha descartado.
Si ha sido una negligencia
o un crimen premeditado
-¡que es de lesa humanidad!-
deberíamos enterarnos.
Pero nunca se sabrá
la verdad de este embolado;
por mor de la geopolítica
ya le han dado carpetazo.
El nazismo sucumbió
y a los nazis los juzgaron.
¿Quién juzgará a los culpables
-si los hay- de este holocausto?
Nadie levanta la liebre
entre tantos tertulianos,
analistas, influencers
y virólogos mediáticos.
¿Hay un pacto de
silencio,
de mutismo apesebrado
para que no se molesten
los herederos de Mao?
Yo no soy negacionista
(¿o lo seré, por negarlo?),
ni soy un conspiranoico
que sigue a ningún pirado.
Tampoco un antivacunas
y creo que se ha trabajado
muy bien y contra reloj
para paliar los estragos.
Soy un afirmacionista
que, viendo cómo está el patio,
afirmo que en este asunto
hay más de un gato encerrado.
Y una omertá incomprensible
de las teles y las radios,
de la prensa y los gobiernos
que dirigen los Estados.
Si hay una conspiración
-que nadie se llame a engaño-
es no hablar sobre el origen
del puñetero bastardo.
En julio fueron los jóvenes
-y ahora los no vacunados-
los chivos expiatorios
del repunte de contagios.
¿Vacunas obligatorias?
¿Confinamiento arbitrario?
¿Hacer pagar a los díscolos
los gastos hospitalarios?
¿Hemos perdido el
oremus?
¿Nos está ofuscando el pánico?
¿Vuelven las cazas de brujas?
¿Cuál será el siguiente paso?
¿Coser letras escarlatas
como hacían los puritanos?
¿Poner cruces en las casas
de quien no esté inmunizado?
¿Campanillas para
el cuello
del leproso insolidario?
¿Reabrir -por qué no, ya puestos-
los viejos campos de Adolf?
Ojo con las distopías
y los tics totalitarios,
no sea que la tan manida
inmunidad de rebaño.
Se trueque en impunidad
y nosotros en rebaño
dócil, sumiso y acrítico
frente a los actos tiránicos.
Las vacunas nos protegen
de los cuadros complicados
y de la saturación
del sistema sanitario.
Mas por ahora no impiden
la transmisión ni el contagio,
por más y más banderillas
que nos claven en los brazos.
Ojalá encuentre
la ciencia
(si es que lo siguen buscando)
el origen misterioso
de todo este descalabro.
Y lleguen nuevas vacunas
que no se las salte el galgo,
que sean esterilizantes
y acaben con los contagios.
Que den matarile al bicho
aunque vuelva disfrazado
de todas las letras griegas
del heleno diccionario.
Va concluyendo la murga
de este bardo atribulado,
pues esto, más que un poema,
va pareciendo un tratado.
Si acaso resulto pelma,
sólo diré en mi descargo
que dar la tabarra en verso
¡no es cosa fácil, paisanos!
Si leéis estas estrofas
(estéis o no vacunados)
y os parece que estos ripios
no son del todo insensatos.
Os animo a compartirlos
con todos vuestros contactos
en vuestras redes sociales
por todo el ciberespacio.
Juan
Cánovas Ortega
Enero de 2022
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