He aquí algunas ocurrencias
que me vienen al magín
para encargarle a este menda
un carmen con pedigrí:

Una fiesta sandunguera,
un cumpleaños feliz,
un estreno de vivienda
o unas Bodas de Rubí.

El santo de la parienta,
el día de San Valentín,
el júbilo de un colega
que se jubila por fin.

Del padre y madre esas fechas,
el parto del benjamín,
un amigo que nos deja
y apetece despedir.

Una boda por la Iglesia
o una coyunda civil,
el discurso que se espera
del padrino en el festín.

La comunión de la nena,
el bautizo del bebín,
unas rimas lisonjeras
para quien te hace tilín.

Un negocio que comienza,
la consecución de un fin,
una rosa con sorpresa
para el veintitrés de abril.

La obtención de aquella meta
que nos costó un Potosí,
esa fecha que regresa
y que merece un chinchín.

El logro que se festeja,
la adopción de un querubín,
qué sé yo: que el río Pisuerga
pasa por Valladolid…

Efemérides hay cientas
y celebraciones mil;
más motivos no os diera
¡ni el Sabina con bombín!

Y hasta aquí llega la arenga,
colorado, colorín,
quien quiera haga su encomienda
y el que no, pues tararí.

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