Dos décimas “nadalenques”
a dos que, con mucho tino,
emigraron de Barcino
hacia tierras garriguenques.

De urbanitas a villanos,
de Can Fanga a Can Noguera,
del ático en la Riera
a estos bajos vallesanos.
Poca gente, aires más sanos,
el Montseny, aguas termales
para desaguar los males
y acrecentar la libido
lejos del mundanal ruido
de las urbes infernales.

Henos aquí en La Garriga
festejando el fin de año
e inaugurando en rebaño
la nueva morada amiga.
Atrás quede la fatiga
y el trajín de la mudanza,
y con champán y pitanza
y las uvas de rigor
brindemos en vuestro honor
por una lar de bonanza.