De apellido tan pelón
cual la calva del rapsoda,
la heroína de esta oda
llegó a la jubilación.
Blusera de vocación
-ahora que cumplió sesenta-,
nuestra profe se reinventa
y se aclara la garganta
y se encanta mientras canta
una de Joplin muy lenta.

Nombre bien angelical
tiene la homenajeada,
jubilosa jubilada
de horóscopo virginal
que en la cábala oriental
muda en sierpe sonriente
sabedora, entre la gente,
que dos mil trece es su año,
porque no en vano es hogaño
¡el año de la serpiente!

Ángeles, no los divinos,
ni los de Charlie en el cine,
ni los dulces querubines,
ni los Lakers angelinos.
Tampoco los adivinos
Ángeles de cartomancia,
seres de luz con prestancia
ni aun los Ángeles custodios
se subirán hoy al podio
en este rincón de Francia.

Los Ángeles son legión
y el nombre de una ciudad
pero, para esta hermandad,
Ángeles sólo es el son
al que atiende este pivón
jovial y dicharachera,
bailonga y carnavalera,
nacida allá en Los Madriles,
que pasó su infancia en Chile
y aquí se hizo arrahonera.

Ángeles se rebeló
contra el dios de la enseñanza,
pidió reposo y holganza,
dijo basta y se plantó.
Ángeles se jubiló
pero no entregó sus alas
y con sus mejores galas
juntó aquí a toda la peña
para anunciar que ya es dueña
de sus vuelos sin escalas.

Y hasta aquí la loa sonora
en esta escena gabacha
en honor de esta muchacha
jubilada antes de hora.
Que disfrutes del ahora
y del luego y del después,
y que aprendas mucho inglés
y resuelvas el enigma
del cambio de paradigma
para averiguar qué es.

Alliance Française de Sabadell

Septiembre de 2013