Soneto
(y algunos versos más ) de despedida
para Belén |
Tras los fastos, augusta
soberana,
emperatriz del Borja de Gandía,
te brindamos, Belén, esta poesía
por Baco, que el dios de la jarana.
Por Júpiter, por
Juno y por Diana,
tus legiones del Hospital de Día
te decimos adiós con alegría
por Venus y porque nos da la gana.
Con las alas, Belén,
de tu apellido
vuelas hacia Tavernes, enfermera,
presta a prestar allí tus atenciones.
Aquí nunca caerás
en el olvido,
pues te has ganado a pulso, compañera,
morada eterna en nuestros corazones.
(*) En el Restaurante
Boga
de la Playa de Gandía,
tus compis del Francesc Borja
-en romana cofradía-
te ofrecemos esta oda
para despedirte, amiga.
Belenaca,
se te añora
¡y aún no te has ido, bandida!,
que te extrañaremos toda
(pues nada en ti es nadería):
la Belén trabajadora,
gran crack de la enfermería;
la Belén imitadora
con quien te partes de risa;
la Belén devoradora
de lechugas compulsiva;
y ante todo la persona
que deja en nuestra plantilla
su gran legado, su impronta
y un gran ejemplo de vida.
Que tengas, Belén
Coloma,
mucho éxito en lo que inicias,
y que te traiga la diosa
Fortuna suerte propicia.
Tempus fugit y
las horas
pasan y pasan los días;
y aunque es algo que no mola
mola más si uno lo mira
-dirían en la antigua Roma-
en una buena clepsidra (**).
(*) El Soneto
son los catorce versos anteriores.
Estos otros son un complemento adicional -en formato de Romance-
compuestos para este encargo en concreto.
(**) Este verso final da
paso al regalo de un espléndido (¡y contemporáneo!)
peluco.
Restaurante
Boga (Gandía), a XVII de Septiembre de MMXXI
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