Hoy, Día de los Reyes Magos,
Chemita, cumples cincuenta
y yo, tu chica y parienta,
te regalo estos halagos.
No he escatimado empalagos
al maño que yo más quiero
nacido en un seis de Enero
bajo el signo de la cabra,
casi, casi, ¡abracadabra!,
como Juan Carlos Primero.

Los Reyes Magos de Oriente
te han traído este pastel
para celebrar con él
tu medio siglo viviente.
Ya es hora de hincarle el diente;
así que sopla las velas,
Chemi de mis entretelas,
y hagamos luego un chinchín
(¡yo beberé un poquitín!)
cuando apagues las candelas.

Ya que me llamas preciosa
-aunque sea de vez en cuando-
permite, rima rimando,
que yo te diga otra cosa.
Que me gusta ser tu esposa
y que tú seas mi marido
desde el día en que Cupido
nos ensartó con sus flechas
justo allá por estas fechas
hace un decenio cumplido.

Te deseo lo mejor
en los años venideros,
muchos logros duraderos
y en nuestro hogar, esplendor.
Que perviva nuestro amor
con nuestra chihuahua Nina
(que más que perra es minina)
y nuestra peque Pilar
y el bebé que ha de llegar
a alegrarnos la rutina.

Como yo no tengo mano
en el arte de rimar,
le he tenido que encargar
estas rimas a mi hermano.
Aunque al cabo y yendo al grano
-que va acabando la oda-,
concluyo a modo de coda
que todo lo que se afirma
lo subscribe con su firma
Mari Carmen, tu rapsoda.

Enero de 2016