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A
que hubieras de quedarte
(Poema en memoria de mi madre, Carmen Ortega Andrés) |
Se acabó la pesadilla,
por fin despertaste, madre,
y te marchaste dormida
sobre las alas de un ángel
que te llevó muy, muy lejos
de la tristeza insondable
y del cansancio infinito
de tantos años voraces.
Y aunque me duela tu ausencia
y sea este dolor tan grande
y aunque añore tu presencia
y tu imagen imborrable,
la ternura de tus gestos
y aunque duela recordarte
y te piense a todas horas
y a todas horas te extrañe
y te eche tanto de menos
y eche de menos cuidarte,
prefiero que te hayas ido
a que hubieras de quedarte
como tú ya no querías
ni querías imaginarte.
Y aunque duela la certeza
de tu ausencia irreparable
y aunque arrecie la tristeza
y los recuerdos desgarren
y sepa que ya más nunca
he de mirar tu semblante,
ni he de contemplar tus ojos
que decían tanto al mirarme,
ni nos sentaremos juntos
a ver caer juntos la tarde,
ni me cogerás del brazo
en tu andar trastabillante,
ni estarás más en tu casa
cuando vaya a visitarte
y ya no hablarás conmigo
y ya no podré escucharte
ni compartir más la magia
de tu plática entrañable,
prefiero que te hayas ido
a que hubieras de quedarte
como tú ya no querías
y te aterraba pensarte.
Quiero pronunciar tu nombre
quiero gritarlo en las calles,
no quiero que el necio olvido
lo relegue a espectral frase
trazada en el mármol frío
del nicho en el que ahora yaces.
Quiero que lo escuche el mundo
quiero que lo meza el aire,
quiero esculpirlo en el cielo,
quiero plantarlo en los parques
y quiero en este poema
llamarte de nuevo Carmen
y luego llamarte Ortega
y después Andrés llamarte
y decirte que te quiero,
que te querré siempre, madre,
por mucho que pase el tiempo,
por mucho que el tiempo amanse
el recuerdo de tu aroma,
de tus canas venerables,
del arrullo de tu voz,
de tu presencia inefable,
de ser tan poquita cosa
y al mismo tiempo tan grande.
Te quiero, madre, te quiero
y tanto te quiero, Carmen,
que prefiero tu partida
a que hubieras de quedarte
como tú ya no querías
ni hubiese querido nadie.
Se acabó la pesadilla,
por fin despertaste, madre,
y te marchaste dormida
sobre las alas de un ángel.
Mayo de 2013
Este poema en recuerdo
de mi madre obtuvo el Primer Premio
en el XXI Concurso Poético Segovia y su Sierra
convocado por la Asociación Cultural Provincial La
Colodra de Casla (Segovia) en 2009
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